15 junio 2006

VAN HALEN "Van Halen" (1978, Hard Rock)


Durante el segundo lustro de la década del ’70 poco era el rock que masivamente se escuchaba en los principales mercados; Inglaterra estaba invadida por el movimiento “punk” y en EE.UU. la música “disco” copaba todos los sectores. Solamente Kiss, Aerosmith y Ted Nugent representando al norte y Lynyrd Skynyrd por el sur mantenían la popularidad rockera en los charts y las giras, mientras que los Stones con “Some Girls” (1978) se convertían en los estandartes ingleses.
Por otro lado la costa oeste americana (más precisamente California) poco había dado en materia rockera, lo último destacado eran los Doors (estamos hablando de finales de los ’60), pero en el under de la escena de Los Angeles y sus alrededores se estaba gestando una enorme movida a nivel hard rock que eclosionaría a inicios de los ’80.
Pero había ya algunos adelantados, como los Van Halen, que luego de haber realizado un demo bajo la tutela de Gene Simmons (Kiss) y ser fichados por la Warner Brothers de la mano del productor Ted Templeman, grabaron su primera placa a fines de 1977.

Y es inevitable seguir describiendo el marco de la escena (que empezaba a flaquear), para comprender la explosión que significó el surgimiento de Van Halen dentro de ella; los Skynyrd se separaban luego del accidente aéreo que le costara la vida a varios de sus integrantes; Kiss desaparecía por un año de la ruta para volver con un álbum “power pop” como “Dynasty”, mientras que Aerosmith empezaba una lenta decadencia hasta renacer a fines de los ’80.
Y tímidamente sonaban en la radio bandas como Styx, Foreigner, Journey y Toto.

En medio de ese panorama, el cuarteto de Los Angeles asaltaba a los desprevenidos con su infernal rock ‘n’ roll y un álbum fenomenal, plagado de temas directos e incandescentes y poniendo en claro que durante los siguientes cinco años (la transición de los ’70 a los ’80) se convertiría en el grupo más popular y grande de USA.
Y no estaría mal afirmar que gracias a Van Halen (y AC/DC) el rock resurgía.

Y era obvio que ello ocurriese, sobre todo si uno se mantiene con vida luego del torbellino que implica escuchar este trabajo; pocas veces en la historia un álbum debut sonaba tan gordo, potente y compacto, con un material rockero de principio a fin sin términos medios.

Michael Anthony a cargo del bajo y Alex Van Halen en la batería conformaban una dupla simplemente asesina, densa y precisa; y gran parte de los laureles se los llevaban el dúo restante.

David Lee Roth es hoy un tipo con una carrera solista errática y en su época de esplendor pocas veces fue tomado en serio como cantante, prestándose más atención a todas sus monerías y chicas que giraban a su alrededor... bueno, gran error: creo particularmente que nuestro amigo David es una de las grandes voces que ha dado el rock americano, con sus alaridos salvajes y ese toque “soul” y sensual que daba a las canciones un componente único.
Y si hasta quieren nostalgia en los tonos, la tienen en “Little Dreamer”, pero si solo desean poner a prueba sus oídos, resistan a los agudos de “On Fire” y luego hablamos...

Claro, falta Edward Van Halen, el maestro de las seis cuerdas, que irrumpía sorprendiendo a propios y extraños con nuevas técnicas, notas ultrasónicas, riffs deslumbrantes y un estilo innovador jamás escuchado antes.

Con esos atributos, Eddie se transformó en natural sucesor de Hendrix y Clapton y en el “guitar hero” americano a imitar y seguir, influenciando a toda la generación de violeros de los ‘80; durante años continuos lideró el ranking de guitarristas de las más prestigiosas publicaciones y selló una revolución en la manera de tocar al nivel de sus antecesores.

La placa abre con el bajo por un canal y la guitarra por el otro para voltearnos con “Runnin’ With The Devil” y las piruetas vocales de Roth; inmediatamente se viene el estallido de la mano del instrumental “Eruption”, algo más de un minuto de frenéticos acordes para que el talento de Eddie deje a todos con la boca abierta.

Al tercer tema, el KOT se acerca: una despiadada versión de “You Really Got Me” de los Kinks pone al oyente de rodillas para lo que sigue. El clásico “Ain’t Talkin’ ‘Bout Love”, “I’m The One” y su punch, la simpática “Jamie’s Cryin’”, para continuar con otros pasajes memorables desde el gancho de “Atomic Punk” hasta la detonación final con “On Fire”, cerrando un trabajo verdaderamente incendiario.

De esta forma Van Halen redondeaba con su primera entrega algo muy particular, constituyéndose de entrada como grupo de avanzada y éxito permanente, encabezando cartel en muchas de sus giras primarias y transformándose en “el” conjunto capital de rock americano de los ’80, hasta lograr lo que unos pocos: ser una de las cinco bandas de la historia en tener más de un álbum de diamante por sus ventas en Estados Unidos (más de diez millones de copias).

Lo lograron gracias a “1984” y “Van Halen”, sinónimo de excelencia y ardor. Y aunque no siempre las ventas justifiquen la calidad y el nivel de lo que se vende, no es este el caso. El diamante sigue brillando a casi treinta años de su edición como el primer día y seguramente más de diez millones de fans nos regocijamos cada vez que elegimos volarnos la cabeza con él.

Calificación: 10/10

Review por Fernando