Faltaban pocos días para mi cumpleaños N° 11, aún lo recuerdo muy bien: mi hermana (seis años mayor) me llevó a ver a Queen a Velez el domingo 1° de marzo de 1981. Era la primer banda grande que llegaba al país y lo hacía en el momento justo; estaban en el pico de su éxito, especialmente en EE.UU.
Si bien no conocía mucho de ellos y no podía discernir bien de que se trataba el show, en mi cabeza quedó hasta el día de hoy la imagen de un recital muy potente y fuerte, con un sonido devastador.
Si bien no conocía mucho de ellos y no podía discernir bien de que se trataba el show, en mi cabeza quedó hasta el día de hoy la imagen de un recital muy potente y fuerte, con un sonido devastador.
Queen tiene muchas cosas criticables durante su carrera (casualmente la gira que aquí los trajo fue uno de los últimos momentos artísticamente inobjetables) pero en vivo había que sacarse el sombrero. Tocaran lo que tocaran, lo hacían con un nivel y un ensamble que hasta los vergonzosos temas del álbum “Hot Space” sonaban bien.
Calificar a Queen musicalmente siempre fue difícil; surgieron del movimiento “glam” inglés a inicios de los ’70, pero hacían algo mucho más sofisticado y pesado que sus pares. Afirmar que en sus comienzos eran una banda de “heavy metal” con la suficiente apertura mental y talento como para inmiscuirse en pasajes delirantes no me parece temerario.
Calificar a Queen musicalmente siempre fue difícil; surgieron del movimiento “glam” inglés a inicios de los ’70, pero hacían algo mucho más sofisticado y pesado que sus pares. Afirmar que en sus comienzos eran una banda de “heavy metal” con la suficiente apertura mental y talento como para inmiscuirse en pasajes delirantes no me parece temerario.
Los invito a dejar de lado prejuicios y escuchar todos sus álbumes hasta “News Of The World” (1977) e inclusive el desgastado “The Game” (1980). Luego si, jamás volvieron a hacer placas 100% de verdadero nivel, aunque no por ello dejaban de tener buenos momentos, pero si te agarra desprevenido un bochorno como “I Want To Break Free”, comprendo que es para matarse...
La etapa de mayor creatividad y variedad abarca a mi juicio los primeros cuatro LPs; luego pasaron a una serie de trabajos decididamente rockeros manteniendo el buen nivel (“A Day At The Races”, “News Of The World”, algo de “Jazz”, que también tenía sus engendritos...) para divagar en sus últimos diez años entre el “pop” mal hecho (porque hay buen “pop”, cuidado) y cosas de calidad como en épocas gloriosas.
Y “Queen II” es como su nombre lo indica, el segundo álbum y probablemente uno de los menos conocidos junto a “Sheer Heart Attack”, de hecho lo masivamente popular de sus comienzos es “A Night At The Opera” (cuarta entrega).
Por comentarios tenía indicios que era un trabajo “raro” y me saque la intriga comprando un cassette importado en 1995 a $ 10; más tarde volví a adquirirlo en CD, señal que me había partido la cabeza.
Sin duda estamos ante no solo una placa rara por los toques característicos que la banda imprimía en esos años (coros delirantes, pasajes lentos y armoniosos, melodías sostenidas por pianos y descargas pesadas y eléctricas) sino por el clima oscuro y denso que se desarrolla especialmente en su segundo lado (llamado “lado negro”), obra total compuesta por Freddie Mercury.
El “lado blanco” es un compendio de excelentes pasajes, desde la depresiva introducción de “Procession” (algo muy cercano a la marcha fúnebre), pasando por le semi pesada “Father To Son”, la acústica “Some Day One Day” y “The Loser In The End”, con la característica de toda canción de Roger Taylor, aires duros y melancólicos.
Y la cosa se pone aún mejor con el primer tema del segundo lado: “Ogre Battle” es un antecedente directo de “Bohemian Rhapsody” pero mucho más crudo y no menos creativo; y se suceden sin parar la exquisita “Nevermore”, donde Mercury hace gala de su caudal de voz; “The March Of The Black Queen”, agobiante y metalera por donde se la mire, “Funny How Love Is” y “Seven Seas Of Rhye”, uno de los viejos clásicos de la reina.
La etapa de mayor creatividad y variedad abarca a mi juicio los primeros cuatro LPs; luego pasaron a una serie de trabajos decididamente rockeros manteniendo el buen nivel (“A Day At The Races”, “News Of The World”, algo de “Jazz”, que también tenía sus engendritos...) para divagar en sus últimos diez años entre el “pop” mal hecho (porque hay buen “pop”, cuidado) y cosas de calidad como en épocas gloriosas.
Y “Queen II” es como su nombre lo indica, el segundo álbum y probablemente uno de los menos conocidos junto a “Sheer Heart Attack”, de hecho lo masivamente popular de sus comienzos es “A Night At The Opera” (cuarta entrega).
Por comentarios tenía indicios que era un trabajo “raro” y me saque la intriga comprando un cassette importado en 1995 a $ 10; más tarde volví a adquirirlo en CD, señal que me había partido la cabeza.
Sin duda estamos ante no solo una placa rara por los toques característicos que la banda imprimía en esos años (coros delirantes, pasajes lentos y armoniosos, melodías sostenidas por pianos y descargas pesadas y eléctricas) sino por el clima oscuro y denso que se desarrolla especialmente en su segundo lado (llamado “lado negro”), obra total compuesta por Freddie Mercury.
El “lado blanco” es un compendio de excelentes pasajes, desde la depresiva introducción de “Procession” (algo muy cercano a la marcha fúnebre), pasando por le semi pesada “Father To Son”, la acústica “Some Day One Day” y “The Loser In The End”, con la característica de toda canción de Roger Taylor, aires duros y melancólicos.
Y la cosa se pone aún mejor con el primer tema del segundo lado: “Ogre Battle” es un antecedente directo de “Bohemian Rhapsody” pero mucho más crudo y no menos creativo; y se suceden sin parar la exquisita “Nevermore”, donde Mercury hace gala de su caudal de voz; “The March Of The Black Queen”, agobiante y metalera por donde se la mire, “Funny How Love Is” y “Seven Seas Of Rhye”, uno de los viejos clásicos de la reina.
Hasta la edición remasterizada de 1991 trae entre sus “bonus tracks” un blues, como muestra que los tipos no tenían miedo de arriesgarse a nada.
Realmente los años tornaron inconcebible ver a un Mercury capaz de escribir “Mr. Bad Guy” o “Delilah”, cuando en “Queen II” creaba algo tan épico y negro que asusta.
No hay mucho que agregar sobre la reconocida solvencia del conjunto como ejecutantes, todos estaban aquí al tope de su rendimiento empujados por el enorme caudal de ideas que tenían en sus mentes...
Unánimemente “A Night At The Opera” es reconocido como el mejor e indiscutible trabajo del grupo; de hecho lo había escuchado casi quince años antes que el aquí comentado. Y opinaba lo mismo, hasta que llegó a mi discoteca “Queen II”.
¿Me creerían si les digo que es una placa que los mismísimos Black Sabbath hubieran querido grabar?
Calificación: 10/10
Realmente los años tornaron inconcebible ver a un Mercury capaz de escribir “Mr. Bad Guy” o “Delilah”, cuando en “Queen II” creaba algo tan épico y negro que asusta.
No hay mucho que agregar sobre la reconocida solvencia del conjunto como ejecutantes, todos estaban aquí al tope de su rendimiento empujados por el enorme caudal de ideas que tenían en sus mentes...
Unánimemente “A Night At The Opera” es reconocido como el mejor e indiscutible trabajo del grupo; de hecho lo había escuchado casi quince años antes que el aquí comentado. Y opinaba lo mismo, hasta que llegó a mi discoteca “Queen II”.
¿Me creerían si les digo que es una placa que los mismísimos Black Sabbath hubieran querido grabar?
Calificación: 10/10
Review por Fernando