15 junio 2006

LED ZEPPELIN "IV" (1971, Rock)


Ya pasó media hora y no decido que álbum comentar de Led Zeppelin... porque probablemente sea uno de los pocos grupos que en una carrera relativamente corta (algo más de diez años) lo hicieron todo: el rock en todas sus vertientes está ahí, la más maravillosa música imaginable e inimaginable surgió del sentimiento de Page, Plant, Jones y Bonham. Solo eso, casi nada...


No soy el único (revisen la historia y estadísticas, lean publicaciones y libros de todas las épocas y sobre todo escuchen sus placas) que opina que Led Zeppelin fue la banda más grande de todos los tiempos, por encima de cualquiera y eso incluye a los Beatles y los Stones.

Varias son las razones; Jimmy Page tuvo desde el comienzo muy en claro lo que quería hacer y a donde pretendía llegar con su conjunto, quizás el único caso en donde casi todo fue planeado tal como Jimmy lo quiso, lográndolo con creces.

La idea era hacer para los americanos la música que ellos querían oír pero que nadie les brindaba: rock, blues pesado, country, folk. Muddy Waters, Willie Dixon, y Elvis Presley llevados a niveles insospechados.

Pero también más; la experimentación de los años los llevó a los sonidos del Medio Oriente, Marruecos, los celtas, la oscuridad de la magia negra y hasta el pop.

Hicieron el camino lógico, la raíz del rock: blues del delta, rock, y heavy metal. Llegaron a los extremos del rock ‘n’ roll cerrando el círculo y por eso fueron los más grandes.

Todo ello sin mencionar el salvajismo con el que vivían, el legado que dejaron, el peso en la historia que aún tienen y los sucesos comerciales que impusieron: la segunda banda más vendedora de todos los tiempos, batiendo records de asistencia a sus giras, y con una vigencia equiparable a la de los Beatles a más de veinticinco años de su separación.

Quizás resta decir que el último CD de rock más esperado y vendido de los últimos años fue “How The West Was Won” (2003), una grabación de shows de la gira de 1972.

Seguramente la discografía de Zeppelin desde su debut en 1968 hasta por lo menos 1976 (“Presence”) es imprescindible por lo anteriormente expuesto, toda la revolución musical que provocaron está en cada uno de esos LPs. Entonces aquí hablamos de su cuarta entrega (conocido vulgarmente como “IV” cuando en realidad no tiene título, solo cuatro símbolos de runas que describen la personalidad de cada integrante) pero podría haber sido cualquier otro, ya sea el impactante “Led Zeppelin”, el más directo y rockero “Led Zeppelin II”, “Led Zeppelin III” con sus vaivenes acústico- pesados, la transición de “Houses Of The Holy”, el bombástico doble en estudio “Physical Graffiti” o el temerario “Presence”.

Para empezar, cada etapa de Zeppelin tuvo rasgos distintivos por la singularidad de sus músicos que formaban un combo ideal: Robert Plant y su voz... lúcida, chillona, aplacada, caudalosa y sentimental según las circunstancias lo requirieran; John “Bonzo” Bonham, más que un baterista, un trueno de fuerza y técnica detrás de los tambores; John Paul Jones, no solo un enorme bajista, sino tecladista y arreglador musical, creador de los brillantes colchones instrumentales en los que descansaba el trío restante.

Y Jimmy Page, cerebro de la maquinaria, probablemente de los cinco guitarristas más importantes de todas las épocas, un tipo con una imaginación y creatividad para componer tan frondosa que necesitó grabar de a diez guitarras simultáneamente para hace realidad sus deseos en vinilo.

Zeppelin tuvo decenas de canciones clásicas, y aquí hay muchas de ellas; para empezar un uno- dos demoledor con “Black Dog” y “Rock And Roll”. El primero con toda su carga de poder devastador y los acordes de Page rellenando cada surco; el segundo con algunos de los riffs más recordados que dio la historia rockera y un Bonham queriendo aplastarnos a cada segundo.

“The Battle Of Evermore” varía de climas a cada instante y “Misty Mountain Hop” lleva un ritmo incesante desde su irresistible gancho. La densidad de “Four Sticks” es el marco para apreciar la pared de acero de la base Jones- Bonham y la acústica “Going To California” con su bagaje de juglares medievales es uno de los temas más hermosos jamás escuchados.

Para el final quedan quizás los dos mejores números: la atmósfera distante y psicodélica de “When The Levee Breaks”, sus dramáticos guitarreos y Plant poniendo emoción desde sus agudos del más allá.

Y “Starway To Heaven”, junto a “Yesterday” la canción de más rotación en la historia radial, simplemente un puñado de seis o siete minutos donde la banda pudo resumir parte de sus condiciones musicales, con su archifamoso y nostálgico comienzo, el medio tempo que antecede a la avalancha pesada que culmina en el espectacular solo de Page para que Plant y sus gritos felinos den paso al climático final.

Como todo álbum del conjunto, “Led Zeppelin IV” no solo basa su genialidad desde un material incomparable sino también desde ese sonido arrollador, ajustado y consistente que desde el primer trabajo el grupo supo plasmar con la experiencia de unos jóvenes veteranos.

Esta placa es en definitiva un paso más en la carrera de superación constante que Zeppelin tuvo; con el nivel alcanzado anteriormente a ella, parecía imposible traspasar la barrera de una creatividad ya extrema.

Y con “Led Zeppelin IV” no solo volvieron a hacerlo, sin que el futuro depararía viajes musicales aún más arriesgados.

Porque fueron el rock y nos lo dejaron eternamente, por eso es un pecado obviar cualquier momento del cuarteto.

El propio rock ‘n’ roll no nos lo perdonaría...

Calificación: 10/10

Review por Fernando