Es inevitable: cuando se agotan los Cds de toda colección, cuando escuchamos una una y mil veces todo lo que tenemos, llega la pregunta... y ahora que? Explorar nuevas cosas; o no tan nuevas, pero sí novedades, al menos para uno.
Y la cosa “empeora”, porque se abren la mente y los oídos, no todo queda restringido al “heavy metal”, y se descubre un mundo infinito de buena música.
Y la lógica indica ir hacia atrás en el tiempo, y la sorpresa será mayor: estaba todo inventado, ya desde la década del ´60.
Esta introducción viene a cuenta a que Rainbow fue la primer “cosa nueva” que compré luego de completar toda la discografía de bandas que escuchaba desde los diez años. Llegó el CD y el dólar barato a Argentina en la decada del noventa (blasfemia? gracias Carlos Saúl igualmente), la disponibilidad del sueldo y a adquirir lo que faltaba.
Cuando ya nada quedaba, miles de álbumes me esperaban.... Y en 1994 elegí “Rising”, cuya compra en versión remasterizada de 1999 fue obligatoria.
En 1974, mientras Deep Purple transcurría las sesiones de grabacion de “Stormbringer”, la tirantez entre el guitarrista Ritchie Blackmore y el resto del grupo llegaba a su punto límite. Y no pasó mucho tiempo hasta alejarse de la banda para hacer lo que en ella no podía. Llamó a su proyecto “Ritchie Blackmore's Rainbow” (más tarde Rainbow a secas) y editó su primer álbum en 1975, con una serie de sesionistas y una sola estrella: el cantante Ronnie James Dio.
Pero para salir de gira, armo un combo a la altura de las circustancias: convocó al bajista Jimmy Bain, al baterista Cozy Powell (lanzado a la fama con el Jeff Beck Group) y al desconocido tecladista Tony Carey.
Y con ellos grabó en 1976 “Rising”, seguramente el punto más alto compositiva y musicalmente alcanzado por Blackmore, superior incluso a sus años mozos con Purple.
Desde el enigmático comienzo con “Tarot Woman”, la placa es solo media hora de un nuevo hard rock melódico y crudo, épico y portentoso. Y no es aventurado decir que sentó las bases de generos futuros (power metal y derivados, entiendáse en cuanto al aire neoclásico, no a la velocidad y fría atmósfera).
Asi es, antes que suecos pirótecnicos y magos con espadas, un cabrón del encordado y un pequeño gigante lo hicieron todo en un par de álbumes, y “Rising” fue el climax.
Con una base densa y precisa, un Blackmore técnicamente indiscutible pero agregándole a lo suyo sentimiento, y Dio, que se daba a conocer al gran mundo imprimiendole a las canciones garra y suavidad, emoción y tormento como sólo los elegidos pueden hacerlo.
Y confirmando una máxima: banda por la que pasaba, se elevaba a niveles de calidad infinitos.
Es lógico suponer que un trabajo histórico no sólo puede sustentarse en un buen desempeño de los músicos: También debe contener buenos temas.
Y aquí los hay, pocos (solo seis) pero con creces. Gemas como la ya mencionada apertura, “Run With The Wolf”, “Starstruck” y “Light In Black” contribuyen a que el álbum se disfrute como nunca, sin contar el momento más estremecedor: “Stargazer”, el ejemplo más valedero de como hacer rock con tonos clásicos y épicos, con Blackmore y Dio a pleno y también Carey, que descolla solo aquí, pero soberbiamente.
El tiempo siguió, Dio fue a Sabbath y aún hoy sigue dando cátedra; Blackmore luego de muchas idas y vueltas con Rainbow y Purple, está perdido en la incertidumbre de una carrera irreconocible. Y Cozy ya no está.
Pero dejaron “Rising”. Y sobró...
Calificación: 10/10
Review por Fernando