15 junio 2006

ACCEPT "Restless & Wild” (1982, Heavy Metal)


Mi acercamiento a la música fue a comienzos de la década del ’80, con nueve años. Queen y Kiss eran las bandas de rock de moda, y la elección se había planteado: ¿Cual te gustaba? Asi que entre juguetes, estaban también mis primeros cassettes de Kiss.

Ya a los 12 o 13 decididamente estaba volcado a interesarme por más bandas, pero no fue hasta 1984, con catorce años, que comencé a comprar cassettes de diferentes artistas más allá de los arriba mencionados.

Me llamaban la atención todos los grupos con sonido duro, seguramente influenciado por el momento también: las radios, la TV, las revistas y hasta las discográficas le daban manija al rock, especialmente el pesado.

Y en el mundo pasaba algo similar, el heavy metal había alcanzado un momento de mucha difusión y popularidad como nunca antes.

Entre esos primeros cassettes, estaban “Metal Health” (Quiet Riot), “Piece Of Mind” (Iron Maiden), “Pyromanía (Def Leppard) y el cuarto lo recuerdo muy bien: “Balls To The Wall”, de Accept, unos alemanes casi desconocidos a no ser por el programa radial “Cuero Pesado”, emitido diariamente por la FM de Continental (si, lo que hoy es FM Hit).

Allí pasaban ese grupo, que me recordaba a unos AC/DC devenidos en metálicos, principalmente por el tono filoso de su cantante, Udo Dirkschneider.

“Balls To The Wall” los lanzó a la fama y de seguro es el mejor trabajo del quinteto, pero antes hubo un cuarto álbum que los dió a conocer en Europa y Japón y tímidamente en EE.UU.: “Restless & Wild”.

Si, increíblemente en Alemania se hacía heavy metal, y de una forma más pura y contundente que la de los Scorpions. Si estos fueron los adelantados de los ’70, los Accept encabezaron de alguna forma un movimiento alemán que hizo eclosión hacia fines de los ’80 y puede ser descripto como el actual metal teutón, en sus más variadas formas y vertientes.

A esta placa accedí en el invierno de 1985; era una copia en cassette de vinilo comprada en una disquería de Flores, “John Lennon”; años más tarde me llevé el cassette importado que aún conservo... suena como el primer día.

La apertura con un villancico navideño es solo un engaño... un sonido a púa de LP y los parlantes estallan: suena a mil por hora “Fast As A Shark”, cruda, potente y veloz como en mi vida había escuchado... ¿“Speed Metal” en 1982? si, inentendible para esos años.

El bajo de Peter Baltes banca todo y el baterista Stefan Kauffman es incansable, sosteniendo él álbum desde su doble bombo. Las guitarras gemelas de Hermann Frank y Wolf Hoffman brillan con luz propia, melódicas y agresivas en dosis equilibradas y justas; los riffs no están a la altura del compadre Michael Schenker (bien, eso sería imposible...) pero tampoco se quedan atrás.

Y la voz de Udo le da a el toque de salvajismo y fiereza faltante, completando el particular estilo de Accept. La única mancha es que no alcanzaban esos coros estilo militar tan característicos a partir de “Balls To The Wall”, y que no hacían más que incrementar la contundencia de su repertorio.

El conjunto hace heavy metal en “Restless & Wild” y “Flash Rockin’ Man”, pero también rockea en “Neon Nights” y “Get Ready”, y hasta se le anima a los pasajes lentos en el clásico “Princess Of The Dawn”.

La placa no cuenta con una gran producción, aunque si con un respetable sonido; y es la antesala directa de la evolución que vendría después (“Metal Heart”, “Russian Roulet” y el más cercano en la historia “Objection Overruled”).

Si se trata solo de heavy metal, caliente y al frente, elijan Accept sin dudarlo.

Y es fácil dejarse llevar por la maravilla de “Balls To The Wall”, aunque la sorpesa es su antecesor. “Restless & Wild”, ni más ni menos.

Calificación: 8/10

Review por Fernando